
No es fácil de describir. No ha sido la experiencia vertiginosa y   espectacular que hubiera deseado, pero tampoco he vivido oculto bajo   tierra, como las ardillas.

Supongo  que podría compararse con la Bolsa; relativamente estable, con   más  momentos buenos que malos y una tendencia general al alza. Un buen    negocio, un negocio afortunado, y sé por experiencia que no hay mucha    gente que pueda decir lo mismo.

Pero no me interpreten mal. No soy especial; de eso estoy seguro. Soy un    hombre corriente, con pensamientos corrientes, que ha llevado una  vida   corriente.

 No me dedicarán ningún monumento y mi nombre pronto pasará  al  olvido, pero he amado a otra persona con toda el alma, y eso, para  mí,  es más que suficiente.

Para los románticos, esta será una historia de amor; para los   escépticos, una tragedia. Para mí es una mezcla de ambas cosas, e   independientemente de la impresión que les cause al final, nadie podrá   negar que ha determinado gran parte de mi vida y señalado mi camino.

No tengo quejas de ese camino ni de los sitios adonde me ha llevado;  puede que tenga quejas suficientes para llenar una carpa de circo en  otros planos, pero el camino que he elegido ha sido el mejor y jamás lo  cambiaría por otro.
 
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